Embarazada, de Japón a España ¿Por qué?

 Una duda que habrá pasado por más de una cabecita… 😉

Nada más saber del embarazo (el 3 de Agosto de 2009) buscamos una clínica cercana donde me pudieran atender. Habían varias en nuestra zona, pero nos decantamos por la Ebina Ladies Clinic (海老名レディースクリニック), que tenía consultas en Ebina y una clínica bastante grande en Atsugi, la localidad vecina. Era una clínica privada pero entraba dentro de nuestro seguro, además que allí podía solicitar la analgesia epidural para el momento del parto (en Japón se tiene que solicitar y no en todos los hospitales la tienen, por lo que los partos suelen ser naturales). Fuimos allí y me atendió una doctora muy amable, la cual confirmó mi embarazo (estaba de cinco semanas).

Nos planteamos al principio que el bebé naciera en Japón o España, pensando que en Japón todo el proceso podría resultarnos bastante costoso (recordad que no hay una Seguridad Social como la que tenemos en España), pero haciendo números y viendo que entre el seguro y la bonificación que te da el gobierno japonés por tener un hijo, nos dimos cuenta que el nacimiento podía ser, perfectamente, en Japón. Pero no contábamos con mi estado de salud…

Y es que a partir del segundo mes de embarazo empecé con los síntomas del tsuwari, palabra que en japonés designa a las nauseas y mareos de las embarazadas y del que ya hablaré más profundamente en otra entrada (es que el tema merece entrada propia…), pero adelantemos que no fueron simples mareos y lo pasé (o pasamos) bastante mal. Me quedé muy débil, perdiendo una totalidad de 10 kilos. Debido a que Hideo estaba trabajando todo el día, yo estaba sola en casa, en cama. Hideo me planteó irme a casa de mis suegros donde yo podía estar más cómoda, pero me negué por la simple razón de que mi suegra debe cuidar del padre de Hideo (hace un año y medio lo operaron de una grave enfermedad), además que tres días a la semana va a casa de los abuelos a ayudarlos con las compras y la casa. Sólo le faltaba la nuera embarazada, así que dije que no. La otra opción era venir a España donde si podía contar con la ayuda de mis padres. Lo hablamos entre nosotros y nuestros padres, lo planteamos en la clínica y así se decidió finalmente.

Otro motivo fue el idioma. Llevaba poco tiempo en Japón como para poder expresarme en japonés. Para ir a comprar cada día no era problema pero cuando tienes que ir al médico… la cosa cambia. Hideo venía conmigo a la clínica. También fui un día con mi suegra e incluso fui sola, pero no es lo mismo cuando puedes explicar los problemas o dudas en tu propio idioma o en un idioma que domines más o menos bien.

De todo el tema de mi vuelta a España el gran inconveniente era que Hideo no podría vivir el embarazo en su totalidad y que, lo más seguro, no pudiera estar en el nacimiento de nuestra hija. Pero era la salud de la niña y la mía, así que hicimos de tripas, corazón. Si al final pudiera venir… pues una alegría más, pero teníamos cuello abajo que no podría ser, como finalmente pasó.

Han sido unos meses (me fui de Japón con cuatro meses de gestación) que se nos han hecho muy largos, aunque viendo con alegría como la barriga iba en aumento y Yuna crecía saludable. Yo me fui recuperando poco a poco, aunque el tsuwari nunca me abandonó (hasta el último día). Ahora ya sólo nos queda contar los días que quedan para nuestro regreso a Japón y estar los tres juntos.

——————————–

Muchas gracias por vuestras felicitaciones !!!!  Hideo y yo estamos muy emocionados con todas vuestras expresiones de cariño.

Algunos de vosotros nos hacéis algunas preguntas (sobre el nombre de nuestra niña, la marca mongólica, etc…). Éstas y otras cuestiones tendrán sus respectivas entradas pero poco a poco. Imaginaros el poco tiempo que tengo ahora mismo, tiempo que dedico al máximo a Yuna. Tengo entradas preparadas (como la presente) de hace semanas, así que abandonados no estáis 😉

Este fin de semana (el domingo) celebramos el Día de la Madre, mi primer Día de la Madre, y me siento contentísima. Además que en Japón también se celebra aunque es el segundo domingo de Mayo, es decir, que lo celebraré dos domingos seguidos. Pero a decir verdad, con Yuna en mis brazos siento que no me hacen falta días «especiales» porque ahora cada día es especial.

Un abrazo y buen fin de semana !!!!