En la peluquería (2)

Ya estamos de vuelta, todos, en Yokohama, y pasando calor, mucho calor…  Hideo, en cuanto nos encontramos en el aeropuerto, comentaba una y otra vez lo horrible que es el verano en Japón, y eso que en Alemania también tuvo algunos días con temperaturas bastante altas (sobre los 32ºC), pero ni punto de comparación. Ojalá el mes de Junio, que este año fue inusualmente fresco, se hubiera quedado un tiempecito más…

Cambiando de tema, la estancia con la abuela fue estupenda, además que al ir Yuna y yo un poco pachuchas, a mi me vino de perlas la ayuda. Hemos descansado (y curado el resfriado), Yuna ha jugado y hecho el gamberro por doquier, hemos hecho compras (preparando omiyages para llevar a España) y yo he ido a la peluqueria.

Una tiene la mala suerte de tener canas desde los 28 años. Empezaron siendo sólo un par pero estas, con el paso de los años, han ido en aumento. No son una barbaridad, además que al no tener el pelo oscuro (mi color natural), no son muy visibles, aunque yo si me las veo. Así que el teñirme el pelo es algo ya habitual para mi.

Ya cuando me casé tuve mi primera experiencia en una peluquería aquí en Japón. Esa vez sólo me corté el pelo, ya que me teñía en casa, y no me lo hicieron nada mal, aunque ya comenté en su momento, el tardar hora y media en cortar puntas fue demasiado. Luego en Utsunomiya también fui a una peluquería que teníamos delante de casa. Al contrario de la peluquería de Ebina, esta era muy normalita y chiquitina, con un par de peluqueros jóvenes que invirtieron 30 minutos en cortar y secar (entonces también me teñía en casa).

Cuando Hideo se fue a Alemania el pasado Octubre y Yuna y yo estuvimos en casa de mi suegra unos días, le comenté que quería un corte de pelo y teñirme. Mi suegra no lo dudó ni un segundo y ese mismo día buscamos una peluquería cerca de su casa. Encontramos una que por precio nos gustó y se veía bastante normalita (nada que ver con la de Ebina, que era mega-fashion 😉 ). Me atendieron muy bien y el corte y color me gustaron mucho, así que me hice la tarjeta de cliente.

 Yuna jugando con mi suegra.

Ahora, cada vez que vamos a Chiba, tengo mi cita para cortar y teñir. Esa última vez me lo han hecho un poco oscuro, pero sé que con unos cuantos lavados el color se irá bastante.

Rubio (oscuro, mi color natural, y claro), pelirrojo (era mi color en los jóvenes 20 🙂 ), castaño (el actual)… Mi próxima cita tendrá que ser en España y estoy pensando volver al rubio.

A Hideo le encanta la idea.

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